Una mañana de abril se nos fue al cielo un pedacito del corazón, dejando en la familia, amigos y amigas los recuerdos, vivencias, y sobre todo esos momentos de alegría compartida, nadie los podrá borrar.
Usted partió a los brazos del señor, su ida duele y mucho.
Usted escribió en nosotros innumerables páginas en el libro de nuestras vidas.
Usted fue grande, nos marcó, sus enseñanzas quedan en el alma.
Usted por esta tierra dejó huellas, usted hizo camino al andar.
Usted fue un hombre fuerte, exitoso, familiar, amigos de los amigos, vencedor de mil batallas.
Usted será como aquel ángel guardiàn que cuida de sus ovejas.
Siempre serà recordado como lo que fuiste, un gran ser humano. Su sensibilidad, inteligencia, sabiduría, responsabilidad y don de gente son de las cualidades que serán difíciles de olvidar.
El mundo terrenal se queda hoy con el deseo de darle un abrazo, una despedida, pero también nos quedamos con esa imagen de ese hombre noble, comprometido que siempre estaba ahí dispuesto para su gente.
Esperamos que Dios lo tenga en el trono celestial, pues la sociedad que lo vio desarrollarse y con quienes solía compartir, hoy les decimos, allí nos encontraremos.
A usted Francisco Abinader, les dedicamos estas letras...
Cuando un amigo se va
Queda un espacio vacío,
Que no lo puede llenar
La llegada de otro amigo.
Queda un espacio vacío,
Que no lo puede llenar
La llegada de otro amigo.
Cuando un amigo se va,
Queda un tizón encendido
Que no se puede apagar
Ni con las aguas de un río.
Queda un tizón encendido
Que no se puede apagar
Ni con las aguas de un río.
Cuando un amigo se va,
Una estrella se ha perdido,
La que ilumina el lugar
Donde hay un niño dormido.
Una estrella se ha perdido,
La que ilumina el lugar
Donde hay un niño dormido.
Cuando un amigo se va
Se detienen los caminos
Y se empieza a rebelar,
El duende manso del vino.
Se detienen los caminos
Y se empieza a rebelar,
El duende manso del vino.
Cuando un amigo se va
Galopando su destino,
Empieza el alma a vibrar
Porque se llena de frío.
Galopando su destino,
Empieza el alma a vibrar
Porque se llena de frío.
Cuando un amigo se va,
Queda un terreno baldío
Que quiere el tiempo llenar
Con las piedras del hastío.
Queda un terreno baldío
Que quiere el tiempo llenar
Con las piedras del hastío.
Cuando un amigo se va,
Se queda un árbol caído
Que ya no vuelve a brotar
Porque el viento lo ha vencido.
Se queda un árbol caído
Que ya no vuelve a brotar
Porque el viento lo ha vencido.
Cuando un amigo se va,
Queda un espacio vacío,
Que no lo puede llenar
La llegada de otro amigo.
Queda un espacio vacío,
Que no lo puede llenar
La llegada de otro amigo.
Letra: Alberto Cortez
Hasta otra entrega
Dios les bendiga
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