De Justicia. A mi amigo

Escrita por Alejandro de Jesús Castellanos.

Carta a un amigo, hermano, compañero y maestro, que se nos ha ido a destiempo.

Todavía recuerdo, cómo un hombre joven, parado en la puerta de
entrada de las oficinas de la Dirección de Educación ubicada en esa
época en la esquina formada por las calles Restauración y Cuba,
donde hoy funciona un edificio de múltiples apartamentos, que me
informan pertenecen a la Clínica Corominas, sin haber llegado a esa
puerta, oigo su estruendosa voz donde me preguntaba si yo iba a
aceptar irme de traslado desde Palmar Arriba hacia la Escuela
Fernando Valerio de Villa González.

Ignoraba que, al aceptar ese cambio adquiriría el derecho de tener
en su persona al amigo, al hermano, al compañero que compartiría
conmigo las diferentes cruces que, como carga recaería sobre
nuestros hombros. Este joven lo fue José Ananías Benoit Gómez, fue
mi apoyo en la nueva escuela, en su propio hogar donde sin
conocerme, me abrió sus puertas, donde empecé a desarrollarme
como maestro, como amigo, como hermano hasta que la vida se le
fue.

Si gozaba, él también. Si sufría a él le tocaba. Disfrutó de mis
éxitos, él participaba de lo que yo hacía como funcionario judicial,
penetró a mi familia, se le quiso, se le rechazó igual que a mí, mis
padecimientos fueron los de él, siempre solidario, al final las aguas
desbordadas volvieron a su cauce y así volvió el Coronel igual que yo
a ocupar el lugar en la familia.

El fue Benoit Gómez, pero también habría que agregarle el
Castellano, lo mismo que todo el apellido de Villa González. El no
fue del lugar de donde vino, sino que fue de ese lugar, de Villa
González y también de mi casa.




¿Por qué le puse Coronel Benoit? Por un hecho histórico del año
1965. EI Coronel Pedro Bartolomé Benoit, decidió irse en contra de
pueblo Dominicano en la revolución de esa época, particularmente
yo le reclamé a Ananías que: ¿Cómo un familiar suyo
en contra del pueblo?... y él me contestó: ese no es familia mía.

Desde ese momento empecé a llamarle con ese sobrenombre de
Coronel Benoit. Él lo usaba con orgullo hasta la hora de su partida
y así le decían todos sus amigos íntimos Coronel, también le dije en el momento a través del cual ni él ni yo pudimos hacer uso de la palabra.

Ahora nos queda el recuerdo de ese hombre que fue un apoyo para
mí en todas las etapas de mi vida, como maestro, como abogado,
como padre, como amigo y como hermano.

 En estos momentos nos ha dejado y solo nos quedan los gratos instantes que permitieron disfrutáramos de su nobleza e integridad.


Hasta otra entrega

Que Dios les bendiga!      

 benoit181182@gmail.com








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