Mujer más longeva de la República Dominicana tiene 118 años y vive en Hato del Yaque.




Con el objetivo de reconocer la importancia y responsabilidad de la institución en velar  por el bienestar de la población envejeciente en nuestro Distrito Municipal, la casa de gobierno local realizo el montaje de la mayor fiesta a la gratitud y la vida. Reconociendo a Doña Juana Francisca Fernández como Orgullo Nuestro, pues reside durante décadas en el sector Villa Bao.
Juana Francisca Fernández nació el 4 de abril de 1901 en el poblado la Meseta de Municipio de Janico, provincia Santiago. A sus 118 años, doña Juana como todos le conocen se ha convertido en la mujer más longeva de la República Dominicana, tras el lamentable fallecimiento en diciembre de Jaime Vicente, mejor conocido como don Jaimito, un agricultor que iba a cumplir los 118 años el 28 de enero de 2019.

Su alumbramiento se produjo a inicios del siglo XX, por lo que los años le han otorgado la dicha de  ver  nacer a Joseito Mateo, Salvador Jorge Blanco, J. Armando Bermúdez (Poppy), Cándido Bidó, Nicolás de Jesús López Rodríguez entre otras figuras.

El director de la Junta Distrital de Hato del Yaque Fermín Noesí, en compañía de  comunitarios de la zona decidieron acompañarle junto a sus familiares para compartir con doña Juana la celebración este cuatro de abril su cumpleaños número 118.
Su blanca cabellera es el testigo más evidente de su longevidad, Juana tenía 16 años cuando se produjo la primera ocupación estadounidense en la  República Dominicana, entre 1916 y 1924.  Para cuando Trujillo se convirtió en el candidato a las elecciones presidenciales de 1930, Juana Francisca había cumplido sus 29 años.


Es amante de lo natural, se desayuna cada mañana con una taza de leche fresca de vaca, queso de hojas, o huevos criollos. Su nieto afirma que muy selectiva en lo que ingiere. “Ella  no come nada de esa comida, todo lo de ella es natural, incluso cuando iba matar un poyo u otro animal lo trancaba una semana, dándole maíz o alimento hasta que se limpiara, ella no como con sopita” Narra  en tono seguro su nieto a quien llama “la uva”.

Aun conserva numerosos recuerdos de su juventud, los que comparte con sus 11 nietos y 26 biznietos. Manifiestan que viven en constante “pleito” porque no le permiten continuar sus labores agrícolas, las que realizaba a diario junto a su esposo, en el conuco.







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